viernes, 31 de julio de 2009

LA ROCA LUNAR ESPAÑOLA

Realmente creo que es poco conocido el hecho de que España tuvo una piedra lunar de su propiedad, pero que hoy se halla en paradero desconocido.

En entrevista concedida al periódico El Mundo, el ex director de las estaciones de seguimiento del Programa Apolo en España, Luis Ruíz de Gopegui, manifestó que en 1973 el embajador de EE.UU. donó a España en nombre del gobierno de aquel país, una piedra lunar. Esta donación fue hecha en agradecimiento a los servicios prestados por las estaciones de Fresnedillas y Robledo de Chavela (Madrid) durante las misiones de los cohetes Apolo.

Según Gopegui, la piedra, que había sido traída el año anterior (1972) por la última misión Apolo (Apolo XVII), fue entregada el 11 de julio en acto solemne en el Palacio del Pardo. Además, la piedra llevaba una placa con dedicatoria al pueblo español firmada por el presidente Richard Nixon.

De aquella piedra nunca más se supo. Según Gopegui, parece ser que Franco (1892-1975), en lugar de donarla a algún museo estatal, la consideró como regalo personal y la dispuso en su residencia.

Tras la muerte de Franco en 1975, parece que alguien intentó vender la piedra en años posteriores (1989-1991) al Museo de Historia Natural de Londres, pero finalmente la venta no se llevó a cabo. El propio Gopegui sostiene que quien intentó hacer la transacción fue le Marqués de Villaverde, Cristóbal Martínez Bordiu (1922-1998) yerno de Franco. También averiguó por el paradero de la piedra en el Museo y sí, tenían dos piedras, una donada por Estados Unidos de la misma manera que a España y otra cedida por la NASA para una exhibición temporal, por tanto, la piedra de España no estaba en Londres.

En resumidas cuentas, la roca ha desaparecido. Finalmente ¿fue vendida a algún otro museo extranjero? ¿Dónde está hoy aquella piedra?

Soy de la opinión de que en realidad la roca sí se vendió, puede que a algún coleccionista privado como se afirma en el artículo o a algún museo o universidad privada. La cuestión es la de siempre, y que quizá esté ahora en candelero: ¿Los regalos de Estado se pueden considerar como regalos personales?

Les dejo el link del artículo con el vídeo de la entrevista a Luis Ruíz de Gopegui.

La Roca Lunar.

Salud, The Damned.

sábado, 16 de mayo de 2009

EL VAQUERO NEGRO NAT LOVE Y LA TIRADORA ANNIE OAKLEY

Desde siempre el cine nos ha mostrado a los vaqueros como hombres blancos y de gallardo porte, asimismo a los grandes y míticos tiradores, de una puntería casi sobrenatural, como hombres muy masculinos.
Todos nos acordamos de actores cinematográficos que han idealizado esos arquetipos, astros como Gary Cooper o el inefable John Wayne, entre otras grandes estrellas de la historia del cine. Y en los personajes históricos podemos imaginar como a un gran mito de tirador al famoso forajido Billy the Kid (Billy el Niño), cosa que realmente nunca fue, es deci,r jamás pudo alardear de darle a una mosca a 10 mts.
Pero la realidad es bien distinta. Los vaqueros más comunes, según leí hace tiempo en alguna parte, eran los negros, ya que un colono no se arriesgaría a un trabajo tan peligroso como aquel. Y buena prueba de ello es el vaquero negro más famoso de aquella época, Nat Love. En cuánto a las mujeres tiradoras hubo dos muy famosas, Calamity Jane y Annie Oakley. Mientras que la primera era una fuera de la ley, la segunda llegó a ser una gran estrella del espectáculo de aquellos tiempos. Intervino en el espectáculo de Buffalo Bill, haciendo exhibiciones magistrales de tiro.
En este post voy a comentar sucintamente unos apuntes sobre estos personajes tan característicos de una época ya lejana y añorada por muchos, el Far West. Además al final del post disfrutarán con un breve vídeo de los alardes de Annie Oakley, filmado en 1894.

El cowboy

La definición de cowboy es la de un pastor que cuida el ganado en los ranchos de América del Norte, tradicionalmente montado a caballo y que a menudo, realiza una multitud de tareas relacionadas con el rancho. La palabra inglesa cowboy aparece en esa lengua hacia 1725. Parece ser una traducción directa del vocablo español “vaquero”. En inglés aun existe otra palabra para designar a los cowboy, y esta es bukaroo, que sería una deformación de la misma palabra vaquero llevada al inglés. El sentido moderno de la palabra cowboy se desarrolló hacia 1849.
La figura del cowboy americano nace, en su origen, con la del vaquero español a su llegada con los primeros colonos a América. Así, durante siglos, las diferencias de terreno, el clima y la influencia de las tradiciones crearon el embrión arquetípico del cowboy que hoy conocemos. Los españoles al trasladar al Nuevo Mundo el sistema medieval de la hacienda en el siglo XVI, llevaron sus tradiciones de ganadería así como sus caballos y los rebaños domésticos a los grandes territorios de lo que es hoy México y Florida.
Al poseer las tierras un clima seco, con el pasto ralo y muy escaso o esparcido y teniendo el ganado necesidad de grandes cantidades de pastura, se optó por trasladar los rebaños a otras zonas. Al haber grandes extensiones de un lugar al otro, difíciles de cubrir por una persona a pie, es cuando aparece y se desarrolla la figura del cowboy a caballo para el traslado de grandes rebaños.
Con la llegada, posteriormente, de colonos y comerciantes de habla inglesa, las costumbres y tradiciones de ambas culturas se fueron extendiendo y creando un caldo de cultivo propicio para la ganadería transhumante del suroeste americano y el papel del vaquero. Poco antes de la guerra entre México y Estados Unidos en 1848, los comerciantes llegados a California desde Inglaterra, contactaron con los grandes hacendados y vaqueros que allí actuaban, para poder distribuir los productos manufacturados en piel y sebo, que en esos extensos ranchos ganaderos se producían. Así los comerciantes americanos a lo largo de lo que después sería la ruta de Santa Fe, tuvieron contactos comerciales con los cowboy de las zonas. Estos tempranos encuentros entre comerciantes de habla y cultura inglesa, con los vaqueros de origen español, propiciaron la transformación que unió las tradiciones de ambas lenguas y que produjo lo que se conoció en la cultura americana como cowboy.
Con la llegada de los ferrocarriles y un aumento de la demanda de carne vacuna, por parte de la naciente población en la zona del oeste, antes de la guerra de civil americana (1861), el papel del cowboy se trasladó a aquellos lugares, con las necesidades, también, de trasladar el ganado. La ocupación hacia las zonas más avanzadas en la construcción de la línea férrea, a menudo a cientos de kilómetros, fue paulatina pero rápida.
Muchos de los primeros cowboy del oeste de Estados Unidos fueron indios entrenados para trabajar en las misiones españolas, cuidando los rebaños. Pero a finales de la década de los 60 del siglo XIX, tras la guerra de Secesión y la expansión de la industria ganadera, antiguos soldados de la Unión y de la Confederación fueron al oeste buscando trabajo, lo mismo que muchos hombres necesitados en general. Un número significativo de ex esclavos negros también vieron una oportunidad en la vida de vaquero, en parte porque no había aun tanta discriminación en esa zona como en otras de América del este. Otro número significativo de mexicanos e indios que ya vivían en la zona también trabajaban como vaqueros.
Debido a que los cowboy tenían una clasificación muy baja en la escala social de la época, no se puede saber con certeza la proporción de trabajadores de las distintas razas, aunque algunos censos dan como resultado hacia un 15% en cuánto a cowboy de color se refiere.
Sin tener en cuenta su etnia, la mayoría de los cowboy provenían de las clases sociales más bajas, siendo en general muy pobres. El vaquero medio podía ganar aproximadamente un dólar al día, más la comida y una cama en un barracón cerca del rancho en que trabajaba.

Nat Love

Nat Love nació en junio de 1854 en el condado de Davidson, Tennessee. Esclavo e hijo de esclavos, su familia era propiedad, según sus propias palabras, del plantador Robert Love, del cual tomó su apellido. El propio Nat Love nos cuenta que el día exacto de su nacimiento nunca lo supo, ya que por aquella época a nadie le importaba la fecha de nacimiento de un bebé esclavo. Nat Love pasó su infancia y primera juventud en la plantación. No fue del todo una infancia desagradable, ya que el amo era persona comedida y trataba bien a sus esclavos. Pero eso no significa que no conociera los inherentes episodios de violencia esclavista. En su propia autobiografía se queja de haber visto a los capataces de azotar a hombres caídos en el suelo por no poder levantar un peso que ni cuatro hombres levantarían. (sic) O hacer saltar la piel de la espalda de las mujeres tan sólo por negarse a satisfacer los más bajos instintos del capataz, así como también apartar la vista cuando castigaban con el látigo a niños pequeños por ser su piel de color negro.
A finales de la guerra de secesión americana (1861-1865), el dueño de la plantación, Robert Love, se unió a las fuerzas del general Lee. Tras la derrota confederada éste volvió a sus plantaciones, pero no advirtió a sus esclavos que ya podían ser libres. Así que aquellos siguieron trabajando como siempre, aunque Nat Love nota que, a parte del trabajo, en la vida común el amo tenía un trato mucho más amable. Pero, evidentemente, las noticias se transmiten con rapidez, y aun más sin son de tenor benéfico, y al final los esclavos de Robert Love se enteraron de que tras la guerra todos los esclavos, sin distinciones, eran libres. Mientras que muchos esclavos, quizá todavía incapaces o ya demasiado tarde para ellos, seguían con sus antiguos amos para poder subsistir, el padre del futuro cowboy decidió empezar una nueva vida en libertad. Según Nat Love, su padre alquiló veinte acres de tierra (unas nueve hectáreas aproximadamente) en la que se incluía la cabaña de nuevo cuño que anteriormente les había acondicionado su antiguo amo. En esas tierras cultivarían maíz y tabaco alternativamente.
Pero la vida en libertad no fue tan envidiable y prospera como los padres de Love habían esperado. La miseria de había instalado en el seno de la familia y las tierras no producían apenas más que para cubrir con los gastos del alquiler y poco más. Cuando Nat nos describe aquellos días, nos cuenta que en su hogar sus hermanos y él mismo iban casi desnudos y que las comidas diarias se resumían a salvado y cortezas de tocino fritas.
Debido a la paupérrima situación familiar, el joven Nat hubo de buscar trabajo fuera de la casa. Encontró su primer empleo en la granja de un tal Mr. Brooks, a unos 10 km de su hogar, con un sueldo de un dólar al mes. Love cuenta que en poco tiempo y debido a su esfuerzo y buen hacer, acabó ganando hasta tres dólares al mes. Pero esa dicha se truncaría debido a un problema por el retraso en el pago de un sueldo. El inconveniente se convirtió en una pelea en la que Nat golpeó a su patrón con una piedra en la cabeza dejándolo casi muerto. Obviamente abandonó su empleo.
Una nueva oportunidad le salió de manera fortuita, oportunidad que además le inició, de forma totalmente amateur, con el mundo de los rodeos. Un vecino cercano tenía una granja en la tenía caballos salvajes. Este granjero tenía que viajar a menudo por sus negocios, pero tenía dos hijos que se cuidaban de la propiedad. Una vez le propusieron a Nat Love, a modo de diversión, que se subiera a uno de los caballos salvajes. Según nos cuenta el propio Nat, les respondió que sólo lo montaría si le pagaban dinero a cambio. Así que los hijos acordaron con él que le pagarían hasta 10 centavos si montaba un caballo hasta domarlo. Nat aceptó y superó el trato. Este se repitió varias veces hasta que le ofrecieron montar un caballo más grande y más intratable que lo acostumbrado. Love pidió más dinero por la monta, cosa que aceptaron los dueños del caballo. Pero la cosa no salió como todos esperaban. El caballo fue más bravo de lo que temían y saltó la valla del cercado, corriendo totalmente desbocado y haciendo que perros y caballos de granjas cercanas siguieran al indómito animal. Aquelló terminó con el negocio de monta y doma de Love.
Como hemos dicho, este fue el primer escarceo del joven con el mundo de los caballos y el rodeo.
Tras esa experiencia, Nat encontró en 1869 su primer trabajo como vaquero la compañía Duval, trasladándose a vivir Texas. Se dirigió a Kansas, que en aquella época, según sus palabras, era un gran centro ganadero y una típica ciudad de frontera, en la que sólo había tabernas y salones de baile y juego y poco más. La ciudad estaba llena de grupos de cowboys. Nat, deja escrito que entre los cowboy había muchos que eran chicos de color. Él fue preguntando entre un grupo y otro en busca de oportunidades, hasta que en uno, tras invitarlo a comer, el capataz le preguntó si sabría montar un caballo salvaje. Al responder que sí, todos lo miraron con recelo y le propusieron la monta de uno a modo de prueba. Quizá todo el mundo pensaría que Nat caería a la primera, pero pasó la prueba y el capataz le dio el trabajo con un sueldo de 30 dólares al mes para empezar. Allí mismo le cambiarían el nombre por el de Red River Dick.
Así es como Nat Love se hizo cowboy. Estuvo con la compañía Duval hasta 1872, fecha en la que cambió de compañía, trabajando desde entonces para el ganadero Pete Gallinger. A partir de esa fecha es cuando empieza a flirtear con el mundo de los rodeos. Participó en diversos torneos, ganando distintos premios; la soga, el lazo, la silla de montar, etc. todos ellos muy codiciados en el mundo del rodeo de aquella época. Visitó varias ciudades hasta que recaló en 1876 en Deadwood, en Dakota del Sur. Allí se hizo relativamente famoso en los rodeos y se ganó uno de los apodos codiciados, el de Deadwood Dyck. Ese apodo (Deadwood) era en realidad también el nombre de un personaje de ficción que aparecía en las novelas de 10 centavos o Due Novels, que fueron publicadas entre 1877 y 1897, por Edward Wheeler.
Nat Love fue alternando su trabajo de cowboy con sus apariciones en los rodeos hasta que en 1889 se casó con Alice. Al año siguiente dejó la vida de aventuras que hasta entonces había llevado y cambió el caballo de carne y hueso por el caballo de hierro. Efectivamente, en el año 1890, Nat Love entró a trabajar como maletero de los ferrocarriles Pullman. Y allí continuó la vida laboral hasta su jubilación.
Aunque las leyes habían prohibido la alfabetización de los negros, Nat Love aprendió a leer y escribir por su cuenta y con la ayuda de su padre. Así en 1907 publicó su autobiografía, La Vida y Aventuras de Nat Love, en la que explicita que la ha escrito él mismo y con sus propias experiencias. De todos modos no deja de ser una visión un tanto romántica de la época.
Nat Love murió en 1921, dejando tras de sí un aura de héroe del rodeo y famoso cowboy.

Los tiradores

Los tiradores solían ser personajes que se ganaban la vida o sobrevivían en torneos de tiro o apuestas. Tiradores famosos como Wild Bill Hickok, John Wesley Hardin, Buffalo Bill o Doc Carver utilizaron sus habilidades para sobrevivir en el ambiente de las ciudades de frontera norteamericanas. Otros desarrollaron su capacidad sobre el escenario para ganarse la vida actuando ante el público.


Annie Oakley

Annie Oakley nació en agosto de 1860, en un pueblecito llamado Woodland (hoy Willowdell) en Ohio. Sus padres, Jacob Mosey y Susan Wise, eran unos cuáqueros que tenían como negocio una taberna en Hollidaysbourg, Pennylvania. La familia Mosey emigró a Ohio tras el incendio de la taberna. En Ohio alquilaron y después compraron una granja familiar, en Patterson Township.
Los padres de Annie tuvieron ocho hijos, siendo ella la sexta. En 1866 el padre murió debido a una pulmonía y su madre se volvió a casar, teniendo un nuevo hijo, el noveno. Pero una vez más volvió a enviudar.
Annie, debido a la pobreza por la muerte de su padre, no podía asistir regularmente a la escuela, así que empezó bien pronto a tomar el rifle para cazar y poder mantener a su familia. Con lo obtenido de la caza se iba al pueblo cercano de Greenville y solía venderlo por los locales y restaurantes y también por los hoteles, llegando incluso a desplazarse a veces hasta Cincinnati. Gracias a sus habilidades en la caza, la familia pudo salir adelante y también sus proezas de tiro serían conocidas por toda la zona de Greenville y los alrededores.
En la primavera de 1881, llegó hasta Cincinnati el espectáculo de tiro de Baughman y Butler. Butler era un emigrante irlandés, buen tirador y fanfarrón que retó a Jack Frost, dueño de un hotel en la ciudad, con una apuesta de 100 dólares. Butler retaba a que Frost encontrara a cualquier tirador local a que lo superara en tiros y aciertos. Frost aceptó la apuesta pensando en la jovencita que a veces le había vendido piezas y que tenía tanta fama de buena tiradora. Así que le propuso a Butler que si quería tendría que aceptar el reto, pero que sería al cabo de diez días y en un pueblecito cercano a Greeville, a unas 20 millas. Butler aceptó y llegó el día. Annie Oakley batió con un estrecho margen a Butler, pero ganó y cobró la recompensa. Este quedó tan asombrado con la habilidad de la joven que la cortejó hasta que finalmente se casaron al año siguiente, en el verano de 1882.
El matrimonio vivió durante un tiempo en Cincinnati. Según parece, el apellido Oakley lo adoptó Annie del barrio de Oakley, que era en el que vivían en esa ciudad. Annie ejercía de ayudante de Butler en el espectáculo durante los viajes del grupo. Pero su esposo pronto se daría cuenta del talento de ella y de que se estaba malgastando como una simple ayudante. Así que la tomó bajo su cargo y se hizo su representante.
En 1885 se unieron al espectáculo de Buffalo Bill, donde debido a la corta estatura de Annie y a su gran puntería, el jefe sioux, Toro Sentado la apodó como Watanya Cicilla, traducido en los posters publicitarios de la época como Pequeña Tiro Seguro.
En sus primeros tiempos del show de Buffalo Bill, Annie Oakley tuvo una tensa rivalidad con otro tirador del show más joven que ella, Lillian Smith. Quizá por ser hombre o quizá por ser más joven, la cuestión es que a ojos de Buffalo Bill, era más rentable Lillian Smith que Annie Oakley. Así que ésta decidió abandonar el espectáculo. Pero no tardó a volver tiempo después, cuando el propio Smith también abandonó el show.
Con el espectáculo del excazador de búfalos, Annie recorrió todo Estados Unidos y gran parte de Europa. Actuó delante de la reina Victoria de Inglaterra y de las principales personalidades europeas. En una demostración arrancó la ceniza del cigarro que sostenía el Príncipe de Prusia, el que sería futuro Kaiser alemán, Guillermo II. Algunos comentarios de la época decían que si Annie hubiera disparado al Kaiser en lugar de a su cigarro, se habría evitado la Primera Gran Guerra.
En 1898, en vísperas de la guerra que enfrentaría a Estados Unidos con España, Annie Oakley envió una carta al presidente William McKinley, con fecha del 5 de abril del mismo año, en que ofrecía sus servicios y el de otras cincuenta mujeres, por si el país entraba en guerra con el nuestro. La oferta fue rechazada por el presidente Mckinley.
Oakley siguió en el show de Búfalo Bill durante dieciséis años, hasta que en 1901 se lesionó al caerse de un ferrocarril. El accidente le provocó una lesión con invalidez temporal. Afortunadamente se recuperó y pudo volver a caminar, pero abandonando el show de Buffalo Bill. No así el espectáculo de tiro, ya que ella siguió disparando ocasionalmente hasta los 60 años, en que lo dejó definitivamente. Tuvo tanta fama que en 1894 incluso llegó a actuar en un circo de aficionados en New Jersey, para recaudar fondos para la Cruz Roja.
Según se cuenta, Annie Oakley era capaz de corta el borde de una naipe a 27 metros y pegarle 5 ó 6 balazos más antes de que llegase al suelo, usando para ello un rifle del calibre 22.
Annie Oakley murió en 1926 con 66 años y con la leyenda de haber sido la mejor tiradora de todos los tiempos.




Como links les dejo una página con enlace a la edición digital del libro de Nat Love
y una página sobre Annie Oakley.

Libro de Nat Love ( en inglés)
Página de Annie Oakley (en inglés)

Salud, The Damned.

lunes, 6 de abril de 2009

IGLESIA Y TORRE DEL CASTILLO DE TONA

Hay una curiosa iglesia en Tona, un pueblecito cercano a Vic en Barcelona, que tiene una particularidad y es que, en la consagración de la iglesia en 889, asistió la mayoría de la población, y ello quedó reflejado en el documento que testifica esa consagración. Es extraño que en un documento se refleje hasta casi una cincuentena de personas.

Se trata de la Iglesia de Sant Andreu de Tona, (San Andrés de Tona) y ésta está enclavada en un promontorio que domina el actual pueblo de Tona, un tranquilo municipio de unos 7000 habitantes. En ese ancho altozano también está situada la torre del que fuera el castillo.

El origen de la palabra Tona lo explicaba J.Balari (1) aludiendo a que devendría del latín tunna, que significaría abertura o agujero excavado en la tierra. De ahí evolucionaría hasta llegar al nombre de Tona. De hecho, antes de llegar a la gran explanada donde antiguamente estaba la población de tona y aun están la torre y la iglesia, nos encontraremos con una gran abertura excavada, que fue una cisterna de origen íbero.

Esta zona, recordémoslo, fue devastada entre los años 826-827 por el noble godo Aissó y Guillemón, hijo de Berá, depuesto conde de Barcelona. Este noble Aissó, era partidario del conde Berá, de origen confletano o rosellonés. Berá, había obtenido el título de conde de Barcelona tras la conquista de ésta por los francos (801) Así pues era el primer conde de Barcelona y además de origen indígena mixto, es decir, hijo de franco y goda, pero no franco puro. (2) Debido a la ambición de los hijos del conde de Guillem de Tolosa, Bernat y Gaulcem, el conde Berá es desposeído de su título, ocupando su lugar el conde Rampó, de origen franco. Esta desposesión sin motivo aparente es lo que suscitó la rebelión de Aissó, que intentó tomar las ciudades de Barcelona y Girona, ayudado por huestes de sarracenos. Al no conseguirlo devastó toda la zona centro de lo que sería posteriormente Cataluña: Osona, Bagés, el llano de Vic, el Ripollés, etc. dejando toda el área casi despoblada.

Así, años después, durante el concilio de Troyes de 878 es investido conde de Barcelona y Girona, Guifré el Pelós, (Wifredo el Velloso) Este comienza una repoblación y fortificación sistemáticas de aquella zona, unión entre sus condados marinos y pirenaicos. Generalmente la iniciativa repobladora solía partir de los obispos, pero cuando lo que interesaba era una zona estratégica, era el conde quien tomaba la iniciativa para la repoblación. Pero otras veces eran los propietarios del dominio directo de un castillo, los castellanos, quienes tomaban esa iniciativa. (3) Así parece ser que ocurrió en Tona. Según Miquel Coll i Alentorn, los señores, Centurio, como vicario o castellano y Alvar, hijo del anterior, junto a algunos de los primeros colonos ayudaron y fomentaron la repoblación de la comarca. En 889 la zona ya está lo suficientemente habitada para que se consagrara la iglesia y se formara una parroquia.

Esta es la iglesia que hoy día podemos contemplar que, aunque fue fundada en el siglo IX, se restauró y se remodeló en el siglo XI. En su interior se pueden observar tumbas antropomorfas datables hacia el siglo X. La planta es de una sola nave, con ábside circular con decoraciones en arcadas lombardas y dos capillas laterales. El campanario y el crucero son del siglo XII.

El castillo viene datado documentalmente en el año 927 y hoy solo queda lo que debió ser la torre de homenaje. Esta, por su construcción y la obra en encofrado, parece ser de origen romano. En el siglo pasado se llevaron a cabo unas excavaciones que revelaron diferentes estratigrafías de periodo medieval con abundante cerámica.

Finalmente en 1989, durante la celebración de los mil cien años de la consagración de la iglesia, se situó cerca de ella una estela de piedra que recuerda a los hicieron posible la consagración y que eran, además, habitantes de aquella población. Allí se pueden leer nombres como, Galieno, Centurio, Gotmar, (obispo de Vic, que regaló las casas inmediatas a la iglesia), Recadero, Adanagildo, Adroer, Sulmo, Regisendo, Servando, Simplicio, Blanderico, Ariolfo, Godomiro, Teuredico, Savarico, Todolfo, Eroigio, Berá, etc

Visitar esa iglesia es como viajar al pasado, sobretodo si no hay nadie más y además esta lloviendo, como tuve yo la fortuna.

Hoy mejor que un link, les dejo este video con algunas fotos de la iglesia y la torre, que lo disfruten.

Salud.

The Damned.



Notas :

1) Josep Balari i Jovany. Los Origenes Históricos de Cataluña. 2 vols. BCN 1897

2) Coll Alentorn, Miquel. La marxa cap a la independència de Catalunya (877-988)

(La marcha hacia la independencia de Cataluña (877-988)). Barcelona 1988.

3) Coll Alentorn, op. cit.


Bibliografía:

--- Coll Alentorn, Miquel. La marxa cap a la independència de Catalunya (877-988) (La marcha hacia la independéncia de Cataluña (877-988)) Barcelona 1988.


domingo, 15 de marzo de 2009

HALLAZGO DEL CADAVER DE UN VAMPIRO DEL SIGLO XVI


Cuando iba a preparar el material para escribir un nuevo post, me ha saltado a los ojos una noticia curiosa e inquietante, el descubrimiento del cadáver de un vampiro del siglo XVI.
La noticia es como sigue:
En el año 2006 el Profesor Mateo Borrini, arqueólogo forense y antropólogo de la Universidad de Florencia, halló entre otros cientos un esqueleto con unas características especiales. Se trataba del cuerpo de una mujer de unos 60 años, el cual tenía clavado entre sus mandíbulas un ladrillo. Cual no sería la sorpresa del equipo de arqueólogos ante tal hallazgo, ya que ello podría ser indicativo de que la mujer había sido tenida por vampiro. El hallazgo se produjo en la Isla del Lazzaretto, cerca de Venecia. Se trata de una fosa común datada hacia el siglo XVI. Esta fosa común contendría los cadáveres de más de cien personas que murieron en una epidemia de peste que azotó Venecia en 1576, epidemia que también se llevaría al famoso pintor Tiziano.
La interpretación que da Borrini al extraño hallazgo se debe a las supersticiones que existían por culpa del desconocimiento sobre la propagación de las enfermedades y lo que ocurre a los cadáveres tras la muerte. Según Borrini, cuando había una epidemia de peste o de cualquier otra pandemia, las fosas comunes se solían reabrir para depositar nuevos cadáveres. Una vez abierta la fosa, los cuerpos depositados allí hacía más tiempo tenían un aspecto inquietante. Explica Borrini que muchos de los cadáveres enterrados con anterioridad aparecían hinchados, con sangre rezumando por la boca y con la mortaja con la que se solía taparles la cara al enterrarlos, extrañamente agujereada. Esto le daba un aspecto aterrador y la gente pensaba al verlos que todavía seguían vivos y que se alimentaban bebiendo sangre y comiendo de la mortaja. De ahí la denominación de Devora-Mortajas, con que se conocía a menudo a los vampiros.
Aunque hoy día la moderna ciencia forense explicaría, siempre en palabras de Borrini, que el extraño aspecto de los enterrados con más tiempo está ligado a la descomposición de los cuerpos, en las épocas en que sucedía el hecho, las gentes pensaban que se trataba de vampiros a los cuales se les había echado un hechizo para que extendieran al máximo la plaga. Esa era una forma de explicar el contagio de las epidemias que mataban a tantísimos millones de personas, en una época en que no se conocían las bacterias y su transmisión ni el papel que juegan en las enfermedades.
Los forenses de hoy día explican que la hinchazón del cuerpo viene dada por la acumulación de gases. La exudación de sangre por la boca tendría su origen por la descomposición de los órganos que empujarían a los fluidos. Y por último una bacteria sería la causante de que la mortaja se consumiese alrededor de la boca.
Según declaraciones del propio Borrini, que ha estado estudiando el caso durante los dos últimos años, “Los vampiros no existen, pero en aquellas épocas las gentes creían que sí.” Además, es la primera vez que se halla la evidencia de un exorcismo contra un vampiro.
Según Borrini, para matar a esas criaturas, a esos no muertos, el ritual de clavar una estaca en el corazón no era suficiente. Una piedra o un ladrillo metido a la fuerza en la boca de los vampiros, era el método usado para “matar” de hambre al vampiro. Eso es lo que se cree que le pasó a la mujer hallada en el yacimiento del Lazzaretto, usado durante la epidemia del siglo XVI como zona de cuarentena. Tras reabrir la fosa común para introducir nuevos cadáveres, se encontrarían con que la mujer estaría en plena descomposición y algún enterrador o algún sacerdote le clavaría el ladrillo encontrado en su boca, comenta Piero Manucci, vicepresidente de la Sociedad Italiana de Antropología y Etnología. Hasta aquí la noticia.
Particularmente me parece un hallazgo interesante. Como bien dice el Profesor Borrini, eso viene a confirmar los rituales y las creencias sobre vampiros. Pero también me gustaría tomarme mis reservas, ya que sólo se ha encontrado un cadáver con ese tipo de rituales. Pudiera haber alguna explicación menos... inquietante. Pero de todas formas, algo hubo de pasar para que a aquella pobre mujer le clavaran ese ladrillo en la boca.
Finalmente coincido con el Profesor Borrini cuando comenta que con este hallazgo se puede constatar que, en la tradición popular, los vampiros eran muy diferentes a aquellos aristocráticos bebedores de sangre que han popularizado la literatura y el cine.
Como links les dejo la noticia y una web sobre vampiros, que lo disfruten.

Un vampiro del siglo XVI


Los vampiros

Salud, The Damned.

viernes, 13 de febrero de 2009

UNA MARAVILLA PERDIDA DE EGIPTO

Lo maravilloso de la arqueología y la historia es que nos revelan mundos a los que ya jamás tendremos acceso. La historia nos trae al conocimiento cosas que sucedieron atrás en el tiempo, pero que de algún modo u otro han quedado en la memoria, tanto colectiva como escrita. Pero la arqueología va más allá y nos presenta cosas de las que nunca habíamos tenido ni la más ligera idea. Tanto en una disciplina como en la otra, el hecho de buscar en antiguos legajos documentales o bien hallar los restos de una tumba o de un poblado, nos aporta datos al puzzle de nuestro pasado. Hay muchas maneras de acceder a esos datos desconocidos sobre el pasado. Una de ellas es volver a releer nuestros viejos clásicos y encontrarnos con descripciones de cosas que ningún hombre moderno ha visto jamás y de las que no teníamos ni la menor idea sobre su existencia. Eso es lo que pasa cuando leemos la descripción que hace Heródoto sobre un monumento que él vio con sus propios ojos y del cual nos hace descripción. Pero hasta la fecha de hoy sólo nos han quedado unos pocos restos indefinibles de tal genial obra descrita por el historiador griego, y que sobrepasaba en maravilla a las pirámides, según el propio Heródoto.
Es en el libro segundo de los Libros de Historia del autor griego donde hallamos la descripción de un extraño y magnífico laberinto construido por los egipcios. Hoy quisiera presentarles esta maravilla perdida. Pero antes veamos unos datos sobre el Padre de la Historia.
Heródoto de Halicarnaso (480-425 a.C.) fue nombrado por Cicerón el Padre de la Historia en sus De Legibus en el 444 a.C. Y con razón. En la obra de Heródoto encontramos descritas con precisión las guerras médicas, llevadas a cabo entre los griegos y los persas en el siglo V a. C. Heródoto fue escritor cauto y viajero consumado. Visitó y describió gran parte del mundo civilizado de su época. En su peregrinar, sus pasos lo llevaron a Tesalia y las estepas escitas. Llegó hasta el río Dniéper tras viajar por la costa del Mar Negro. Alcanzó la capital persa, Susa, desde Sarolis. Viajó hasta Babilonia y la Cólquide. Y finalmente estuvo en Egipto, donde mantuvo esclarecedoras conversaciones con los sacerdotes.
En su obra, los Nueve Libros de Historia, hallamos las descripciones de los lugares que visita en relación de los hechos que cuenta. Constata datos y cita leyendas y curiosidades de los pueblos y los hombres que conoce.
Sus fuentes son a menudo orales y escritas. Extrae información de los poetas, de las inscripciones, oráculos, etc. Por todo ello fue considerado como el precursor de la historia, pero hoy día no se le puede catalogar de ser muy estricto en sus fuentes.
El conjunto de la obra que nos ha quedado de Heródoto está dividida en nueve libros y estos están dedicados a las Musas. El primero está brindado a Clío, musa de la historia y en él se narran las victorias de Ciro II y la conquista de Asiria. En el segundo la dedicación es para Euterpe, musa de la música y se cuenta la conquista de Egipto por parte de Cambises II. En los libros tercero y cuarto hallamos la dedicatoria a Talía y Melpómene respectivamente, estas son las musas del teatro en su versión comedia la primera y tragedia la segunda, describiéndose en los libros el reinado de Darío. El quinto libro está dedicado a Terpsícore, la musa de la danza, donde se describe la primera guerra médica. Y en el sexto se cuenta la victoria de Maratón, con dedicatoria a la musa de la poesía, Erato. Y, finalmente, en los tres últimos libros se encuentra la descripción de la segunda guerra médica, con titularidad de los libros de las musas de la retórica, astronomía y astrología y elocuencia y poesía épica, Polimnia, Urania y Calíope.
Pero es el segundo el que más nos interesa. Este escrito está extraído del Segundo Libro, capítulos 147 y 148. El texto lo pongo en cursiva, y mis comentarios irán entre paréntesis con letra normal. He aquí el texto:
“ Ahora referiré lo que sucedió en ese país, según dicen otros pueblos y lo confirman los egipcios; y también agregare algo de mi observación. Viéndose libres los egipcios después del reinado del sacerdote de Hefesto (y como en ningún momento fueron capaces de vivir sin rey), dividieron todo el Egipto en doce partes, y establecieron doce reyes. Estos, enlazados con casamientos, reinaban ateniéndose a las siguientes leyes: no destronarse unos a otros, no buscar de poseer uno más que otro, y ser muy fieles amigos. Se impusieron esas leyes que observaron rigurosamente porque al principio, apenas establecidos en el mando, un oráculo les anunció que sería rey de todo Egipto aquel de entre ellos que hiciese libaciones con una copa de bronce en el templo de Hefesto: pues, en efecto, se reunían en todos los templos. Acordaron dejar un monumento en común, y así acordados, construyeron un laberinto, algo más allá del lago Moeris, (Hoy día llamado Birket Qarun.) situado cerca de la ciudad llamada de los Cocodrilos. Yo lo vi, y en verdad es superior a toda ponderación. Si uno sumara los edificios y obras de arte de los griegos, los hallaría inferiores en trabajo y en costo a dicho laberinto, aunque es ciertamente digno de nota el templo de Éfeso y el de Samo. Aun las pirámides eran sin duda superiores a toda ponderación, y cada una de ellas, digna de muchas grandes obras griegas, pero el laberinto sobrepasa a las pirámides. Tiene doce patios cubiertos, y con puertas enfrentadas, seis contiguas vueltas al Norte, y seis contiguas vueltas al Sur; por fuera las rodea un muro. Las estancias son dobles, unas subterráneas, otras levantadas sobre aquellas, en número de tres mil, mil quinientas de cada especie. Las estancias levantadas sobre el suelo las hemos visto y recorrido nosotros mismos, y hablamos de ellas después de haberlas contemplado; las subterráneas las conocemos de oídas, porque los egipcios encargados de ellas, de ningún modo querían enseñármelas, diciendo que se hallaban allí los sepulcros de los reyes que primero edificaron ese laberinto, y los de los cocodrilos sagrados. Así, de las estancias subterráneas hablamos de oídas; las de arriba, superiores a toda obra humana, las vimos con nuestros propios ojos. Los pasajes entre las salas y los rodeos entre los patios, llenos de artificio, proporcionaban infinita maravilla al pasar de un patio a las estancias y de las estancias a otros patios. El techo de todo esto es de piedra, como las paredes, y las paredes están llenas de figuras grabadas. Cada patio está rodeado de columnas de piedra blanca, perfectamente ajustada. Al ángulo donde acaba el laberinto está adosada una pirámide de cuarenta brazas, (Una braza griega del tiempo de Heródoto equivaldría a 1,847 metros, por lo tanto serían unos 73,88 metros) en la cual están grabadas grandes figuras; el camino que lleva a ella está abierto bajo tierra.”
Hasta aquí la descripción del laberinto perdido. Pero, además, me gustaría añadir algo que dice sobre el lago Moeris en el capítulo siguiente, el 149:
“... por sí mismo (el lago) muestra que está excavado artificialmente. En el centro, más o menos, se levantan dos pirámides, cada una de las cuales sobresale cincuenta brazas del agua, (92, 35 metros) y debajo del agua tienen construido otro tanto; y encima de cada una de ellas un coloso de piedra sentado en su trono.”
He aquí dos construcciones de proporciones enormes de las que no quedan más que unos restos irreconocibles o muy desgastados por la humedad. La pirámide solo parece una colina roída por los vientos y la humedad salina del lago. Y del Laberinto tan solo algunas líneas de basamento. ¿Dónde quedó el esplendor de los edificios que describe Heródoto? Posiblemente el historiador griego exageró un tanto sus descripciones, al menos en lo que a la magnitud se refiere. Pero tenemos unos datos que nos tendrían que hacer mover la maquinaria de las excavaciones arqueológicas. Doce reyes antes de que se unificara Egipto, los cuales estaban enterrados en salas subterráneas bajo el laberinto citado por Heródoto. Sería interesante que se buscara y se encontraran esas tumbas.
Aunque a Heródoto no se le puede tildar de estricto en cuanto a la credibilidad de sus fuentes, al menos cuando él describía lo que había visto podemos dar fe de que así lo hizo. Pues espero que algún día alguien autorizado (me refiero al tan controvertido, como no, Zahi Hawas) se tome la molestia de indagar y saber si realmente tenía razón Heródoto al afirmar que los doce primeros reyes estuvieron alguna vez enterrados allí y que en realidad existieron.
Hasta entonces disfrutemos de la lectura de los libros de Heródoto y veamos con nuestra imaginación los prodigiosos monumentos que él alcanzó a ver.
Como links les dejo el link al segundo libro de Heródoto y a la vida de este extraordinario viajero y escritor antiguo.
Salud.
The Damned
Biografía de Heródoto
El Segundo Libro
Bibliografía:
- Los Nueve Libros de Historia. Heródoto. Vol. I Ediciones Orbis Barcelona 1987 Prólogo de Jorge Luis Borges.


martes, 10 de febrero de 2009

Obituario. Pere Català i Roca

Asistiendo a la presentación oficial de la exposición sobre el cincuentenario de Joan Amades, hemos tenido noticia del fallecimiento en el día de hoy de Pere Català i Roca. Nacido en Valls, Tarragona en 1923, fue fotógrafo y escritor. Su obra se dirigió siempre hacia la historia y sus libros son un referente para muchos historiadores. Obtuvo los premios Ciutat de Barcelona de Fotografía en 1954 y el Premi d'Actuació Cívica de la Fundació Jaume I. Le fue concedida asimismo la Creu de Sant Jordi (Cruz de San Jorge) en 1985 y era miembro honorífico de la Sociedad Geográfica Catalana, de la cual fue Vocal de la Junta entre los años 1963-1969.
De su obra, casi siempre ligada a la Editorial Dalmau de Barcelona, podemos destacar:
Els Castells Catalans, en colaboración con otros autores. Llegendes Cavalleresques de Catalunya. Barcelona Vista pels seus Artístes. Els Costums Marítms de Barcelona. El Día que va Barcelona va Morir . El Virrei Comte de Santa Coloma y un largo etc.
Una sensible pérdida para la fotografía y la historiografía catalanas.
Descanse en Paz, Pere Català i Roca. (1923 – 10/02/2009)
The Damned

sábado, 10 de enero de 2009

EL AÑO DE JOAN AMADES

Este año se cumple el cincuentenario de la muerte de Joan Amades (1890-1959), uno de los folkloristas más importantes de Catalunya. Para conmemorar la efeméride ha nacido la Web de la Associació Cultural Joan Amades, la cual pretende rendir un homenaje a Amades al tiempo que difundir su obra clásica y el material inédito de tan prolífico autor.

La Associació Cultural Joan Amades, fue fundada en 1995 gracias al impulso de Consol Mallofré, cuñada de Joan Amades y con el que trabajó en la corrección de los manuscritos tras la hemiplejia sufrida por el autor y la pérdida de visión de éste. Esta asociación es una agrupación formada por personas interesadas en la cultura popular y su preservación, unidas asimismo en el interés mutuo de la publicación de las obras inéditas que dejó Amades.

En la web de la organización podemos abundar sobre la vida y la obra del folklorista y al mismo tiempo ponernos al día de las celebraciones que se lleven a cabo en torno al aniversario. También si queremos podemos hacernos partícipes con alguna iniciativa para la conmemoración y comunicárselo a la Asociación mediante un mail desde su página.

Yo, por mi parte quisiera añadir mi granito de arena a la celebración publicando, intercalados entre mis posts habituales, algunos post basados en las obras de Amades, contando anécdotas, leyendas, tradiciones, etc. extraídas de sus magníficas obras. Para empezar me encantaría citar algunas curiosidades que se celebraban el día de reyes en el pasado y que por circunstancias ya han desaparecido, pero que gracias al arduo trabajo de Joan Amades podemos recordarlas y saber de algo que se habría perdido sin remisión.

Sin embargo, antes de continuar con ello quisiera citar unos sucintos datos sobre la vida de Joan Amades.

Joan Amades i Gelats nació el 23 de julio de 1890 en el barrio del Raval de Barcelona. Vivió en la calle Peu de la Creu, no muy lejos de Las Ramblas durante gran parte de su vida. Formaba parte de una humilde familia trabajadora. Su padre, Blai Amades i Barrobés, era un cerrajero que tuvo que dejar su oficio a causa de su débil salud y su madre, Teresa Gelats, perdió su trabajo de hiladora al cerrar la fábrica donde trabajaba. Entonces la familia subsistió a base del trabajo de camàlic (persona que se alquilaba para transportar objetos de un lugar a otro, principalmente cargando los bultos en su propia espalda) de su padre y de trabajos que obtenía la madre para hacer en la casa.

A tenor de la mala fortuna laboral y económica , los padres de Joan Amades deciden enviarlo a Bot, el pueblo donde residían sus abuelos paternos. Unos años después volvería con sus padres, los cuales habían podido mejorar su situación al abrir una trapería en Barcelona. Esto llevaría al padre a escolarizar a su hijo en la escuela Víctor Hugo. Pero pocos años después, en 1899, teniendo Amades nueve años, se ve en la obligación de abandonar la escuela y ponerse a trabajar en la trapería de sus padres. Tres años después se colocó de librero de ocasión en los “Encants Nous” de Barcelona, un mercado de objetos de ocasión y segunda mano.

Entre 1906 y 1915 participa activamente en pro de la cultura obrera en Barcelona. Se incorpora a la Sección de Excursiones del Ateneo Enciclopédico Popular (AEP) y colabora en la organización del primer viaje turístico para obreros en Barcelona, bajo la tutela de la AEP. Fue partícipe del Congreso Esperantista y colaboró editando boletines y revistas.

Pero no será hasta 1915 cuando se interese verdaderamente por el folklore fundando una sección en la AEP llamada Esbart Folkloric, de la cual será presidente en los años siguientes. Es en 1917 cuando publicará su primer artículo de carácter folklórico en el boletín Excursions de la Asociación de la AEP. En la misma revista iniciará en 1918 una serie llamada Cançons Populars Catalanes (Canciones Populares Catalanas.)
Entre 1918 y 1922 gana diversos premios por sus trabajos sobre el folklore musical y popular.
A mediados de la década de los 50 publicará su obra más famosa y que lo encumbrará en el mundo del folklore catalán, El Costumari Català. Se trata de una obra en cinco volúmenes que versa sobre el ciclo anual del año, desglosando las tradiciones y costumbres que solían hacerse cada día del año en los pueblos y ciudades de Catalunya. Es una obra monumental en su importancia y en el trabajo invertido, ya que Amades se dedicó a viajar por toda la geografía catalana recogiendo las costumbres de los pueblos de boca de los más ancianos y anotando las que aun en su época se seguían celebrando.

Amades siempre había tenido una pésima visión y se le complicó tras la hemiplejia sufrida y con la edad. Pero eso no le impidió trabajar con denuedo y ser conservador del Museo Arqueológico de Barcelona y presidente de la sección de folklore del Centre Excursionista de Catalunya entre otros cargos y membresías de diversas asociaciones.

Entre sus obras podemos destacar:

Estudis d'Etnografia Catalana. (Estudios de Etnografía Catalana)

Imatgeria popular catalana . Les auques (en col·laboració amb J. Colominas i P. Vila.) (Imaginería Popular catalana. Las Aucas (en colaboración con J. Colominas y P. Vila.)

Les diades populars catalanes. (Las festividades populares catalanas.)

Biblioteca de Tradicions Populars (42 volums.) (Biblioteca de Tradiciones Populares, 42 volúmenes.)

Gegants, nans i altres entremesos (Gigantes, enanos y otros entremeses.)

Costumari Català (cinc volums.) Cicle de l'any.

Folklore de Catalunya (tres volums: I. Rondallística; II. Cançoner: III. Costums i Creences.) (Folklore de Cataluña [tres volúmenes: I Rondallística; II Cancionero; III Costumbres y Creencias.)

Y, póstumamente en 1984, se publicó en dos volúmenes Histories i Llegendes de Barcelona. Amades murió el 17 de enero de 1959.

Para saber más de la vida de este autor se puede consultar la biografía que hay en la página web de la Associació Cultural Joan Amades, de la cual he sacado algunos de los datos biográficos.

Ahora citaré algunas tradiciones y costumbres extraídas del Costumari Català que se solían hacer la noche y el día de reyes.

Amades nos cuenta que la tradición de los Reyes Magos de repartir regalos viene de la satisfacción de éstos de haber podido adorar y admirar al niño Jesús. Tal había sido su gozo que, de retorno a sus países, repartieron entre la gente que se encontraron durante el camino todo lo que llevaban como un gesto de la gran alegría de haber visto al Salvador. Y así en recuerdo de este gozo real cada año se reproduce su gesto y se hacen los regalos.

También nos cuenta que el hecho de que Melchor tenga el cabello y la barba blancas no es porque sea el más anciano, sino al contrario, es el más joven de los tres. El niño Jesús lo castigó por su afán y porque abusó de su juventud respecto a sus otros dos compañeros. El motivo fue porque cuando los tres Reyes llegaron en donde estaba la Sagrada Familia y vieron el hermoso resplandor que surgía de la cueva, Melchor apartó bruscamente a sus dos compañeros a fin de poder ser el primero en alabar al niño dios. Pero éste lo castigó por su abuso de juventud y le volvió el pelo blanco como si fuera un anciano para que aprendiera a respetar a los mayores.

Antiguamente la carta a los Reyes Magos se ponía en los balcones en el día de Año Nuevo, posteriormente se estiló la costumbre de depositarlas en unos buzones especiales, con forma de rey mago dispuestos en las tiendas de juguetes. Este sistema, según Joan Amades, fue establecido en 1877 por una casa de juguetes radicada en el Pasaje del Reloj en Barcelona.

En tiempos pasados lo que los chiquillos más temían era que los Reyes Magos se olvidaran de pasar por la ciudad por descuido. Para paliar esto días antes y al salir del colegio se reunían grupos de chicos con trompetas y cuernos marinos y deambulaban por las calles haciéndolos sonar y armando un gran jaleo para así llamar la atención de los Reales Visitantes. Al anochecer usaban una especie de trenza de esparto con partidas de ajos adosadas en la punta llamadas Forcs. Hacían arder los ajos y volteaban los forcs por encima de sus cabezas haciendo la rueda. Pero esto era muy peligroso ya que saltaban muchas chispas que iban a caer encima de los transeúntes, cosa por la cual acabó prohibiéndose dicha costumbre. Esta tradición se puede refrendar con el libro publicado en 1848 por Juan Cortada titulado El Libro Verde de Barcelona, en el cual, a modo del posterior Costumari de Amades, Joan Cortada nos informa sobre las costumbres de Barcelona en el siglo XIX describiéndolas por días del año. Este es un libro curioso y que detalla la vida del ciudadano de aquella época de forma interesante y llamativa.

Una curiosa costumbre era la de hacer creer a los niños que a Los Reyes solo se les podía ver si se llevaba una camisa empapada y una caña verde en la mano. Lo cierto era que como en invierno no se pueden encontrar cañas verdes y por las frías temperaturas (hoy día la cosa sería muy distinta) no se aconsejaba llevar ninguna prenda mojada, la visión de los Reyes Magos era del todo imposible.

Antiguamente, cuando aun estaba en pie la muralla de Barcelona, los papás hacían creer a sus hijos que los reyes llegaban a la ciudad a través del collado que separaba Vallvidrera de Sant Pere Màrtir. Según continúa Amades, los padres llevaban a sus hijos al caer la noche al lugar de la muralla desde donde se podía observar bien el panorama de dichas montañas que rodean a la ciudad. En el punto indicado no tardaba en encenderse una hoguera, cosa que hacía creer a los chicos que se trataba de la cabalgata real que se acercaba a la ciudad. Así hacían volver corriendo a todos los niños diciéndoles que los Reyes no podían verlos levantados y despiertos ya que no les dejarían nada. Tras esto imaginamos la desbandada general de chiquillos corriendo y sin rechistar hacia la cama esperando ilusionados el amanecer del día siguiente.

Por la misma época se creía que los reyes, para terminar pronto la tarea de reparto de regalos, se separaban antes de entrar en la ciudad. Solían entrar por el Portal de Sant Antoni, el primero, dirigiéndose hacia el lado del Raval. Por el Portal de l’Àngel entraba otro yendo hacia el centro de la ciudad y el último lo hacía por el Portal Nou, dirigiéndose hacia el barrio de Ribera. El problema de los chiquillos era saber que rey pasaría por el barrio donde vivían, ya que cada rey llevaba unos regalos especiales, cuenta Amades. Melchor llevaba los dulces, turrones y frutos secos; Gaspar los juguetes y Baltasar el carbón y otras cosas poco atractivas. Como los reyes finalmente daban tantas vueltas que al final solían encontrarse en un punto y seguir su singladura, a mucho niños siempre les acababa tocando regalos de los tres reyes.

Para terminar esta brevísima selección citaré el motivo por el cual, siempre siguiendo a Amades, los niños dejaban sus zapatos en el balcón para que los reyes se los llenasen de juguetes.

Cuenta el autor que la tradición explica el origen de esta costumbre. Había dos hermanitos, niño y niña que llegaron a saber que el niño Jesús era tan pobre que no tenía ni zapatos y decidieron darle los suyos. Como estaban tan sucios los lavaron y los pusieron posteriormente en el balcón a fin de que se secaran. El niño Jesús, agradecido por este gesto de caridad, no tan solo no aceptó los zapatos, sino que se los llenó de regalos en premio de su gesto bondadoso. Y desde entonces los reyes han continuado la tradición de llenar los zapatos con los regalos. Otra explicación que nos sugiere Amades es que los zapatos en el balcón indicaban a los regios personajes las casas en donde había niños, su edad y cuántos había. Así se hacían una idea de los regalos que tenían que dejar.

Hasta aquí esta mínima selección, con ella y con las que continuarán quiero, como ya dije más arriba, contribuir con un pequeño granito de arena al homenaje a un gran folklorista y un gran hombre, Joan Amades.

Salud, The Damned.

Como link hoy les dejo el de la Associació Cultural Joan Amades.

Associació Cultural Joan Amades

Nota: este post debía haberlo publicado el día de Reyes, pero por motivos ajenos a mí no pudo ser. Aunque el publicarlo ahora parezca un poco desfasado, las tradiciones nunca tienen edad y más si ya están irremediablemente perdidas y formaban parte de nuestro bagaje cultural como pueblo.

Bibliografía:

---. Costumari Català. Vol. II Gener – Dia de Reis. Joan Amades. Edicions 62 Barcelona, 2005.

En Internet. Web de la Associació Cultural Joan Amades.