viernes, 7 de diciembre de 2007

EL PERGAMINO DE CHINON

Desde principios de su reinado, la obsesión del rey de Francia, Felipe IV el Hermoso, era la de agrandar el territorio de la Corona francesa. Así, muy pronto incorporó a ésta la Champaña y algunos territorios pirenaicos como Soule y Bigorra, que pertenecían a su esposa, Juana de Champaña, reina de Navarra. Posteriormente incorporó a la Corona Vivarais, Lyon y Valenciennes. No contento con esto compró más territorios con gran desembolso, como Quercy, Chartres y posteriormente Angulema, La Marche o Lusignan en 1303.

Todas estas compras de territorios generaron unos enormes gastos que mermaron las arcas. Pero no sólo la compra de tierras exprimió las finanzas reales, sino también la reorganización del ejército, del que elidió las levas y las sustituyó por mercenarios, así como también el pago de los diezmos a la Santa Sede, los cuales suponían una constante y enorme derivación de numerario a cuenta del erario público. Entre esas y otras causas, devino una deficiencia económica de grandes proporciones a la corona.

Tras este desastre económico el rey necesitaba sanear las arcas del reino, para lo cual los recursos utilizados fueron diversos. Una de las medidas que tomó Felipe IV fue la de acuñar moneda alterando el valor intrínseco de esta. No le salió bien la argucia, puesto que finalmente los precios acababan ajustándose al nuevo valor y la corona terminaba teniendo que pagar con la misma moneda adulterada, perdiendo claramente dividendos. Otra de las medidas que adoptó el monarca francés fue la liberación de la servidumbre a cambio de dinero. También creó, en sus dominios directos, el impuesto denominado el Matelote, que era un impuesto que se gravaba en las ventas hechas en esos territorios. Impuesto, no hace falta decirlo, nada popular entre los comerciantes y que creó más de una queja directa al monarca. Por último solicitó ayuda a sus vasallos feudales, la nobleza, las ciudades, la iglesia, etc.

La iglesia estaba exenta de dar ayuda financiera pero, tal y como hemos dicho, si que cobraba los diezmos eclesiásticos. Lo único que podía realizar la Iglesia, y que tenía potestad para hacerlo, era dejar de percibir los emolumentos de un reino o una ciudad. En este caso, debido a sus propios problemas financieros en pugna, el Papa no aceptó la propuesta del rey francés.

A pesar de todo, el rey trató de evitar el pago del diezmo y obtener dinero de la iglesia sin la intercesión del Papa, cosa que le llevó a un violento conflicto con el Sumo Pontífice, Bonifacio VIII (Benedetto Gaettani 1235-1303) Tal conflicto puso en evidencia las artimañas y la falta de honestidad del monarca, hasta tal punto que las diferencias entre ambos terminaron con el arresto del Papa en Agnani, cosa que dio lugar al famoso Ultraje de Agnani.

Las diferencias entre el monarca francés y el Papa llevaron al primero, instigado por su canciller Guillem de Nogaret, a intentar deponer al Papa. Así, en 1303 y en coalición con Sciarri Colonna, miembro de la rama romana de la familia Colonna, (una familia con la que el Papa Bonifacio VIII tenía también fuertes disputas y desavenencias) el rey envió a Nogaret y Colonna junto con 300 hombres a Roma para cumplir con el plan de deponer al Papa. Cuando estos llegaron comprobaron que el Pontífice no se encontraba allí sino en Agnani, una localidad del Lacio. Entonces se dirigieron allí y lo arrestaron. Finalmente, y tras el saqueo de la localidad, los lugareños se enfrentaron con los rebeldes y consiguieron liberar al Papa. Pero mientras éste estuvo cautivo y, debido quizá a su fuerte carácter, que le hizo revolverse en contra de su posición, Colonna llegó a abofetearlo en varias ocasiones. Esto humilló de tal manera al Pontífice que murió al mes siguiente, según se dice, a causa de la humillación sentida por las bofetadas.

Tras la muerte del Papa Bonifacio VIII subió al solio pontificio Benedicto XI (Nicolás Boccasini 1240-1304) que dado su carácter sumiso absolvió al rey y a Nogaret del delito contra su antecesor. Después le siguió el débil Papa Clemente V (Bertrand de Got 1264-1314), a quien el Rey francés obligó a cambiar la ubicación de la Santa Sede, trasladándola a Avignon. Cosa que pone en evidencia la sumisión y debilidad de carácter de éste.

Tras todo eso, la economía real no se había recuperado, sino más bien al contrario, inclúso le debía mucho dinero a la Orden religiosa de los Templarios, que le habían cedido créditos para el pago de las compras de territorios y otros gastos. Al no conseguir mayores emolumentos de la iglesia, Nogaret seduce al rey con la idea de hacerse con los bienes de la Orden. Se conseguirían dos objetivos con una sola acción: Cancelar las deudas contraídas con el Temple y llenar las arcas reales con los bienes de ésta. A partir de aquí todo fue más sencillo. Al tener el Papa Clemente V una ostensible falta de carácter, sería más fácil convencerlo de las acusaciones contra esa Orden.

En 1307 son arrestados todos los templarios que hay en territorio francés, bajo las órdenes de Felipe IV y con la acusación de herejía. Esta detención se realizó sin el consentimiento papal, el cual alza una protesta en contra. Pero Felipe IV tenía las ideas claras y la argucia bien consolidada y así le presenta al pontífice todas las confesiones, obtenidas bajo tortura, de los monjes templarios.

Esto llega a convencer a Clemente V, el cual edita la bula Pastoralis Praeminent, en la que se decreta la detención de los caballeros templarios en todos los territorios cristianos. Pero aún así el Papa duda de la veracidad de las acusaciones y debido a la enorme presión ejercida por el rey francés, Clemente V acaba por editar la bula Regnum in Coelis en la que convoca el concilio de Vienne que fue celebrado entre 1311 y 1312 y que dio lugar a la bula Voxim in Excelso en la cual se suprimió la Orden Templaria, aunque no se la condenó.

EL PERGAMINO DE CHINON

A finales de octubre de 2007 saltó la noticia, en periódicos y prensa especializada, de la reaparición de un pergamino con la absolución papal de los templarios. Aunque la noticia salió en 2007, la verdad es que el pergamino había sido hallado en 2002 por la historiadora italiana Barbara Frale (Viterbo1970),que es agregada a la Scuola Vaticana de Plaeografia e Archivistica, donde realiza seminarios de historia papal y de la curia. La investigadora halló traspapelado el documento que se había extraviado debido a un error de catalogación.

El folio, fechado en el castillo Chinon, entre el 17 y el 20 de agosto de 1308, tiene unas dimensiones de 70 x 58 cm. y todavía lleva los sellos de los tres legados pontificios que formaron la Comisión especial nombrada para ese efecto por el Papa Clemente V. Los cardenales que firmaron como ejecutantes de la Comisión, llamada Ad Inquirendum, fueron Berenguer de Fredol, sobrino del Papa, Étienne de Suisy y Landolfo de Branccaci. El pergamino contiene la absolución papal de la Orden, absolución que no llegó a ser efectiva, como todos sabemos, pero que demuestra la futilidad de los argumentos de Clemente V en contra de los esgrimidos por parte de Felipe IV y abona sobre la idea de la debilidad de carácter de este Papa al dejarse influenciar por el manipulador rey francés.

Tras la Invocatio y la Intitulatio del Protocolo del documento, podemos saber que el pontífice nombró la comisión para saber de origen la “pura, plena e integra verdad” que había tras las acusaciones del monarca. Ordenó interrogar al Gran Maestre Jacques de Molay y a los distintos mandatarios templarios, retenidos en el castillo de Chinon, localidad francesa del Loire.

En el documento se mencionan algunas de las pruebas iniciáticas a las que fue sometido Jacques de Molay para ser admitido como Hermano de la Orden a cargo de Hubert de Parraud en Beune, cuarenta y dos años antes.

Finalmente los legados indican que el Gran Maestre “ repudiaba cualquier herejía y que pedía humildemente el beneficio de la absolución, cosa que también hicieron éstos, recomendando acogerle de nuevo en la unidad de la Iglesia y restituirle a la comunión de los fieles y a los sacramentos eclesiásticos". El Papa concedió la absolución, pero curiosamente no es hasta este siglo en que el nombre de los templarios queda rehabilitado, tras el descubrimiento y el anuncio de ese mismo documento 700 años después.

El Vaticano, junto a la editorial Scrinium, ha publicado un libro que recoge la edición facsímil del original del pergamino y las actas del proceso a los Templarios (1308-1312) titulado Processus Contra Templarios. Además, en otro volumen, se puede encontrar la transcripción de esas actas, (que ya habían sido parcialmente transcritas en 1877 por Shottmüller) junto con una traducción crítica de las mismas. Estos libros publicados por el Vaticano y la editorial Scrinium pertenecen a la colección Exemplaria Praetiosa, del Archivo Secreto Vaticano. La colección es de tirada limitada, consta de 800 unidades a casi 6000 euros la unidad. Una ya ha sido reservada para el Papa Benedicto XVI, el resto están ya agotadas por los pedidos hechos por las universidades, bibliotecas, expertos, etc.

Bueno, aquí dejo tres enlaces. El primero, obviamente nos lleva al Archivo Secreto Vaticano, al documento digitalizado en cuestión. El siguiente a una página sobre los Templarios para quien desee conocer más a fondo el tema de esta Orden de monjes guerreros y por último un enlace a la editorial Scrinium para curiosear por sus proyectos y publicaciones.

Salud.

The Damned

El Pergamino de Chinon

Los Templarios

Editorial Scrinium

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